a a- Propuesta pedagógica académica.
Desde el “saber y saber hacer”, principal lema y misión de Universidad
Blas Pascal, se propone la formación de
profesionales sólidos y creativos con un alto nivel de competencia profesional,
tanto en el campo del conocimiento como en el de su aplicación instrumental,
capaces de destacarse en un mundo crecientemente competitivo.
En la disciplina arquitectónica, esta noción abre el camino hacia una
práctica reflexiva que supere la dicotomía teoría y práctica del conocimiento,
como dos elementos disociados, como dos entidades diferenciadas, siendo que la
realidad profesional es de otra índole; es heterogénea, cambiante y sinestésica.
Desde el Proyecto Académico[1]
de la institución se entiende a la arquitectura como una disciplina que “habrá
de contener el dominio de la técnica, una certera concepción integradora y una
desarrollada capacidad de creación, así como el más profundo conocimiento del
medio y sus problemas, una conciencia clara de los objetivos hacia los cuales
debe tenderse para satisfacer las reales necesidades de la sociedad en su
conjunto, y de sus integrantes, en particular”
Reconocer las exigencias y las tendencias del mundo posmoderno actual,
exige una formación profesional más compleja, un arquitecto que gestione la
solución de problemas. “Un profesional que no sólo sea creativo y de sólidos
conocimientos técnicos, sino que también sepa elaborar métodos y estrategias
para aprovechar los adelantos tecnológicos, en comunicaciones e informática,
para ser más ejecutivo en su disciplina”[2]
Acompañando esta visión sobre la enseñanza, la modalidad del practicum
de la Carrera de Arquitectura de Universidad Blas Pascal, permite disolver la
mencionada dicotomía teórico/práctica, para acercarla más a una relación
dialéctica, simbiotizada, Lo cual implica una formación profesional, no como
una caja llena de contenidos y saberes desarticulados, sino aquella capaz de
crear una lógica apta para la resolución de problemas en el desarrollo de la
profesión, que permita al futuro profesional una confrontación creativa ante
las situaciones cambiantes propias de la nueva realidad.
Considerando que toda propuesta educativa resulta sumamente novedosa si
está dirigida a movilizar el accionar práctico, y más aún si existe un proceso
introspectivo de reflexión de esa misma acción, la propuesta del Practicum
plantea un nuevo camino para reconducir los comportamientos habituales en el
aula, a veces endurecidos por la rutina, por programas curriculares rígidos y
estructurados. El practicum, con una amplia función formadora, implica una
relación dialéctica entre el docente y el alumno, se busca vincular lo cognitivo, lo afectivo y lo social desde
el acto pedagógico, en un proceso de apropiación y de reflexión a
través de la acción[3].
El practicum reflexivo se concibe como un espacio
factible de crear un mundo propio, donde se cultivan actividades que conectan
con el conocimiento en la acción de diversos prácticos competentes con las teorías
y las técnicas transmitidas como conocimiento profesional en las disciplinas
académicas.
La base de esta formación es un proceso activo de interacción. Jorge
Sarquis, en su libro Experiencias pedagógicas creativas, habla del concepto de epistemologías convergentes, en el modo de “operar desde muchos saberes y
disciplinas, apelando a sus núcleos más fuertes, para estructurar una teoría
del mundo real, recortando aquellos aspectos que interesan a cada grupo para
armar sus realidades arquitectónicas” [4]
Si entendemos al practicum como un espacio convergente de integración
horizontal, se supera la fragmentación de cada campo disciplinar propio de las
asignaturas del nivel, para crear un único espacio
enriquecido en la conjunción de las especificidades, Donde los métodos
proyectuales y la integración de saberes son propios de cada estudiante y donde
la labor docente es hacerlos conscientes, acompañando este “aprender haciendo” como
un referente, un guía, nunca imponiendo discurso.
“Un practicum es una situación pensada y dispuesta para la tarea de
aprender una práctica. En un contexto que se aproxima al mundo de la práctica,
los estudiantes aprenden haciendo, aunque su hacer a menudo se quede corto en
relación con el trabajo propio del mundo real.”[5]
La reflexión se lleva a cabo antes y después de la acción, es en el proceso donde
el futuro profesional mantiene un diálogo reflexivo en la resolución de
problemas específicos.
Esto a su vez lleva a plantear la necesidad de recuperar el espacio
taller, como un espacio de producción colectivo, contrapuesto a la tendencia
actual que lleva a plantear las horas
presenciales como el “consultorio” donde el alumno saca número para poder
disponer de algunos minutos particulares con el docente. A su vez, el uso de
herramientas de representación digitales, que obligan a entregar material
semi-terminado para corregir, por la definición que el dibujo requiere, donde
no hay lugar para borradores, donde el palimpsesto que todo proceso de
pensamiento y gestación de las ideas requiere, es anulado por la perfección de
la hoja en blanco impresa. Esto no quiere decir que las herramientas digitales
deban abandonarse, sino recuperar el espacio taller donde el alumno puede
resolver sus dudas, no con un objeto terminado, sino mientras gesta el
proyecto. Es enfrentado con el proceso
donde se requieren los andamiajes metodológicos, técnicos, e incluso de la
teoría para poder sobrellevar el camino de incertidumbres que un proyecto
conlleva.
“Cada proyecto tiene una teoría
(o una concepción) y metodologías propias de la arquitectura en la que se
incluye. Pensar el proyecto es pensar en un camino de creación con sus propias
teorías: o de inspiración por las musas, o de acción metódica y sistemática”[6]
Sarquis define el “camino desde” como un resultado no prefigurado, sino
abierto, que va apareciendo progresivamente, en la manera de arribar un
proyecto, por ello es un camino con incertidumbres y es el docente como guía
orientador y motivador el que debe alentar al alumno a descubrir una técnica en
su trabajo, a generar un saber hacer,
a crear su propia visión del mundo, su propio discurso y su propio proceso
metacognitivo.
“Los alumnos integran no solo contenidos sino también una modalidad de
trabajo propia de las circunstancias actuales a través de la experiencia del
mismo trabajo docente. Integración, interdisciplina, trabajo en equipo no son
meros enunciados, son cotidianas experiencias del quehacer académico”[7]
Las asignaturas de Proyecto Arquitectónico son el
eje vertebrador de la enseñanza de la Arquitectura puesto que aglutinan los conocimientos
adquiridos en otras disciplinas con el fin de elaborar un proyecto arquitectónico
de complejidad creciente que sintetiza dichos conocimientos y aptitudes.
Metodológicamente en UBP, el área de Proyecto en cada nivel es la
encargada de asumir la responsabilidad de coordinar las actividades e
integración de contenidos de todas las asignaturas. Tal como se establece en
el Plan de estudios: “la consideración de PROYECTO como área mayor, y no campo,
que abarca e integra los otros campos del saber disciplinar (TECNOLOGIA,
CIENCIAS SOCIALES, REPRESENTACION Y FORMA, GESTION y PRACTICA), obliga a una
particular metodología de trabajo, metodología que se explicita en los
programas de las asignaturas del Área de PROYECTO, incorporando en los mismos,
el espacio de integración horizontal (Practicum) de las diversas asignaturas comprometidas
según el nivel. Esta síntesis instrumental genera un entorno
de enseñanza-aprendizaje que supera la fragmentación de campos de contenidos
ajustando la relación entre asignatura y contexto.”[8]
Reconociendo el “nivel de operatividad de la disciplina arquitectónica
en diferentes escalas, desde la problemática urbana en la macro-escala hasta el
interiorismo y sus detalles en la micro-escala, con un adecuado nivel de
integración y síntesis”[9],
se plantea a lo largo de la formación del alumno distintas escalas de
abordajes, acordes con la adquisición de capacidades cognitivas,
En los distintos niveles del año y desde la materia Proyecto como
coordinadora y síntesis se abordan los siguientes paquetes temáticos:
Primer año - La calle. Objeto aislado - Tema; vivienda unifamiliar.
Segundo año - El sector. Objeto/Objeto– Tema; vivienda agrupada.
Tercer año - El Barrio. Objeto/Sistema – Tema; Edificio en altura
(vivienda colectiva/edificio administrativo) y Equipamiento barrial (escuela).
Cuarto año - Sistema complejo - Tema: Equipamiento programáticamente
complejo (Terminal de ómnibus).
Quinto año – El Territorio urbano y un elemento singular de
densificación. Tema: máster plan, una torre singular.
Cada materia desarrolla sus contenidos particulares en función de su
programa específico, tres semanas antes de la finalización del semestre se
produce el denominado practicum, donde
se produce la efectiva integración horizontal de las asignaturas, en el
proyecto arquitectónico que los alumnos se encuentren desarrollando en la materia
Proyecto. Una dupla inseparable de esta
modalidad resulta la de las materias Proyecto+Tecnología, y otras materias que
se deseen incorporar desde la aplicación de sus contenidos específicos en un
caso práctico, el proyecto de los alumnos, o desde aportes teóricos (en el caso
de las materias de mayor carga teórica).
Durante esas semanas la modalidad de cursado habitual es remplazada por
jornadas completas de producción en taller, donde se genera un clima colectivo de
aprendizaje cooperativo, donde se recibe el aporte de todos los docentes de
todas las asignaturas involucradas.
Posterior a estas semanas se produce el cierre de dicha modalidad con la
entrega donde se acordaron de antemano los contenidos,
avances y desarrollo de un proyecto gestado a inicios del semestre, acorde al
nivel establecido y previsto por los profesores, y mediante la evaluación
conjunta de esta comunión de docentes se realiza la devolución y cierre de
semestre con su correspondiente valoración académica.
Esta estrategia de enseñanza de la arquitectura, es aplicada en el
primer y segundo semestre de cada año lectivo, con pertinentes resultados
académicos.
[1] Merro Daniel, Schmukler Diego, Proyecto Académico en UBP 10 años.
[2] Plan de Arquitectura UBP 2011.
[3] Schön Donald. La formación de profesionales reflexivos. Paidós,
Barcelona. 1992.
[4] Sarquis Jorge. Experiencias
pedagógicas creativas. 1ª ed. Diseño 2014. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
2014. P 12.
[5] Schön Donald. La formación de profesionales reflexivos. Paidós,
Barcelona. 1992. p.44.
[6] Sarquis Jorge. Experiencias
pedagógicas creativas. 1ª ed. Diseño 2014. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
2014. P 220.
[7] UBP, 10 años.
[8] Plan de estudios Arquitectura 2011
[9] ibidem