Contenidos online, profesores como "guías" y un idioma global de enseñanza.

Esas son algunas de las conclusiones de la encuesta realizada por World Innovation Summit for Education a más de 600 especialistas. Infografía: las 9 claves de la escuela del futuro

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¿Por qué resulta clave para los expertos la noción de innovación? Porque se extiende más allá de las nuevas herramientas de enseñanza, abarca a las pedagogías innovadoras y la redefinición de los roles tradicionales en todos los niveles de la educación.
Consultado por los resultados de la encuesta de WISE, el especialista argentino en educación Juan María Segura, autor del libro Yo qué sé. La educación argentina en la encrucijada (Editorial Dunken), precisa a Infobae: "Innovar es un mandato y no una opción. Hoy, con la evidencia contundente del abandono escolar en la región (el 45 por ciento en promedio abandona sus estudios entre los 14 y 16 años) y los malos aprendizajes; es tiempo de canalizar la energía y el tiempo hacia formatos más interactivos, lúdicos y sociales, las instituciones no deberían ver en la innovación una opción sino una obligación impostergable".
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El 75% de los encuestados piensa que las habilidades personales serán fundamentales y complementarán a los logros académicos. Mientras que el 42% de los encuestados piensa que el conocimiento académico será fundamental.
El especialista en educación Gabriel Sánchez Zinny es presidente de Kuepa, una iniciativa para introducir nuevas tecnologías en la educación latinoamericana y autor del libro Educación 3.0. La lucha por el talento en América Latina.
Agrega Sánchez Zinny: "En la sociedad del conocimiento del siglo 21, el mercado laboral demanda una combinación de lo que en inglés se denomina hard y soft skills, conocimientos académicos y prácticos. En estas habilidades del Siglo 21 figuran la curiosidad intelectual, la capacidad de adaptarse al cambio, la de trabajar en diferentes culturas y la de identificar y entender problemas, y la de trabajar en equipo".
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El nuevo rol de los maestros
Según la mirada de los expertos en la encuesta, en el 2030 la figura convencional del maestro frente al aula se desdibuja y aparece un nuevo contrato aúlico entre docente-alumno.
El papel tradicional de los maestros como el único disparador del saber quedará obsoleto. Así el 83% de los expertos encuestados anticipan un cambio hacia una educación más individualizada, donde el papel tradicional del docente como el experto, o la fuente máxima de conocimiento cambie a medida que las aulas tradicionales se diversifican y se alimentan de la riqueza de la multiculturalidad.
Como John Mahaffie prevé: "El papel del profesor tradicional será reemplazado por ser un "facilitador del aprendizaje".
Julia Gillard fundamenta los beneficios de las aulas del futuro: "Las clases dirigidas por un solo profesor se transformarán en salas de reuniones, donde los estudiantes intercambiarán ideas y opiniones, bajo la guía de un facilitador experimentado".
En palabras del profesor Mitra, "Como consecuencia de este tipo de aprendizaje colaborativo, los profesores no van a enseñar en la forma en que la conocemos hoy en día: uno puede imaginar un aula de 30 alumnos, transformada en una sala de reuniones de 31 "maestros".

EL PRACTICUM DE ARQUITECTURA EN UNIVERSIDAD BLAS PASCAL


a    a-     Propuesta pedagógica académica.

Desde el “saber y saber hacer”, principal lema y misión de Universidad Blas Pascal, se propone la formación de profesionales sólidos y creativos con un alto nivel de competencia profesional, tanto en el campo del conocimiento como en el de su aplicación instrumental, capaces de destacarse en un mundo crecientemente competitivo.
En la disciplina arquitectónica, esta noción abre el camino hacia una práctica reflexiva que supere la dicotomía teoría y práctica del conocimiento, como dos elementos disociados, como dos entidades diferenciadas, siendo que la realidad profesional es de otra índole; es heterogénea, cambiante y sinestésica.

Desde el Proyecto Académico[1] de la institución se entiende a la arquitectura como una disciplina que “habrá de contener el dominio de la técnica, una certera concepción integradora y una desarrollada capacidad de creación, así como el más profundo conocimiento del medio y sus problemas, una conciencia clara de los objetivos hacia los cuales debe tenderse para satisfacer las reales necesidades de la sociedad en su conjunto, y de sus integrantes, en particular”
Reconocer las exigencias y las tendencias del mundo posmoderno actual, exige una formación profesional más compleja, un arquitecto que gestione la solución de problemas. “Un profesional que no sólo sea creativo y de sólidos conocimientos técnicos, sino que también sepa elaborar métodos y estrategias para aprovechar los adelantos tecnológicos, en comunicaciones e informática, para ser más ejecutivo en su disciplina”[2]
Acompañando esta visión sobre la enseñanza, la modalidad del practicum de la Carrera de Arquitectura de Universidad Blas Pascal, permite disolver la mencionada dicotomía teórico/práctica, para acercarla más a una relación dialéctica, simbiotizada, Lo cual implica una formación profesional, no como una caja llena de contenidos y saberes desarticulados, sino aquella capaz de crear una lógica apta para la resolución de problemas en el desarrollo de la profesión, que permita al futuro profesional una confrontación creativa ante las situaciones cambiantes propias de la nueva realidad.

Considerando que toda propuesta educativa resulta sumamente novedosa si está dirigida a movilizar el accionar práctico, y más aún si existe un proceso introspectivo de reflexión de esa misma acción, la propuesta del Practicum plantea un nuevo camino para reconducir los comportamientos habituales en el aula, a veces endurecidos por la rutina, por programas curriculares rígidos y estructurados. El practicum, con una amplia función formadora, implica una relación dialéctica entre el docente y el alumno, se busca vincular lo cognitivo, lo afectivo y lo social desde el acto pedagógico, en un proceso de apropiación y de reflexión a través de la acción[3].
El practicum reflexivo se concibe como un espacio factible de crear un mundo propio, donde se cultivan actividades que conectan con el conocimiento en la acción de diversos prácticos competentes con las teorías y las técnicas transmitidas como conocimiento profesional en las disciplinas académicas.
La base de esta formación es un proceso activo de interacción. Jorge Sarquis, en su libro Experiencias pedagógicas creativas, habla del concepto de epistemologías convergentes,  en el modo de “operar desde muchos saberes y disciplinas, apelando a sus núcleos más fuertes, para estructurar una teoría del mundo real, recortando aquellos aspectos que interesan a cada grupo para armar sus realidades arquitectónicas” [4]
Si entendemos al practicum como un espacio convergente de integración horizontal, se supera la fragmentación de cada campo disciplinar propio de las asignaturas del nivel, para crear un único espacio enriquecido en la conjunción de las especificidades, Donde los métodos proyectuales y la integración de saberes son propios de cada estudiante y donde la labor docente es hacerlos conscientes, acompañando este “aprender haciendo” como un referente, un guía, nunca imponiendo discurso.
“Un practicum es una situación pensada y dispuesta para la tarea de aprender una práctica. En un contexto que se aproxima al mundo de la práctica, los estudiantes aprenden haciendo, aunque su hacer a menudo se quede corto en relación con el trabajo propio del mundo real.”[5] La reflexión se lleva a cabo antes y después de la acción, es en el proceso donde el futuro profesional mantiene un diálogo reflexivo en la resolución de problemas específicos.

Esto a su vez lleva a plantear la necesidad de recuperar el espacio taller, como un espacio de producción colectivo, contrapuesto a la tendencia actual que lleva a plantear  las horas presenciales como el “consultorio” donde el alumno saca número para poder disponer de algunos minutos particulares con el docente. A su vez, el uso de herramientas de representación digitales, que obligan a entregar material semi-terminado para corregir, por la definición que el dibujo requiere, donde no hay lugar para borradores, donde el palimpsesto que todo proceso de pensamiento y gestación de las ideas requiere, es anulado por la perfección de la hoja en blanco impresa. Esto no quiere decir que las herramientas digitales deban abandonarse, sino recuperar el espacio taller donde el alumno puede resolver sus dudas, no con un objeto terminado, sino mientras gesta el proyecto.  Es enfrentado con el proceso donde se requieren los andamiajes metodológicos, técnicos, e incluso de la teoría para poder sobrellevar el camino de incertidumbres que un proyecto conlleva.

 “Cada proyecto tiene una teoría (o una concepción) y metodologías propias de la arquitectura en la que se incluye. Pensar el proyecto es pensar en un camino de creación con sus propias teorías: o de inspiración por las musas, o de acción metódica y sistemática”[6] Sarquis define el “camino desde” como un resultado no prefigurado, sino abierto, que va apareciendo progresivamente, en la manera de arribar un proyecto, por ello es un camino con incertidumbres y es el docente como guía orientador y motivador el que debe alentar al alumno a descubrir una técnica en su trabajo, a generar un saber hacer, a crear su propia visión del mundo, su propio discurso y su propio proceso metacognitivo.
“Los alumnos integran no solo contenidos sino también una modalidad de trabajo propia de las circunstancias actuales a través de la experiencia del mismo trabajo docente. Integración, interdisciplina, trabajo en equipo no son meros enunciados, son cotidianas experiencias del quehacer académico”[7]

Las asignaturas de Proyecto Arquitectónico son el eje vertebrador de la enseñanza de la Arquitectura puesto que aglutinan los conocimientos adquiridos en otras disciplinas con el fin de elaborar un proyecto arquitectónico de complejidad creciente que sintetiza dichos conocimientos y aptitudes.
Metodológicamente en UBP, el área de Proyecto en cada nivel es la encargada de asumir la responsabilidad de coordinar las actividades e integración de contenidos de todas las asignaturas. Tal como se establece en el Plan de estudios: “la consideración de PROYECTO como área mayor, y no campo, que abarca e integra los otros campos del saber disciplinar (TECNOLOGIA, CIENCIAS SOCIALES, REPRESENTACION Y FORMA, GESTION y PRACTICA), obliga a una particular metodología de trabajo, metodología que se explicita en los programas de las asignaturas del Área de PROYECTO, incorporando en los mismos, el espacio de integración horizontal (Practicum) de las diversas asignaturas comprometidas según el nivel. Esta síntesis instrumental genera un entorno de enseñanza-aprendizaje que supera la fragmentación de campos de contenidos ajustando la relación entre asignatura y contexto.”[8]

Reconociendo el “nivel de operatividad de la disciplina arquitectónica en diferentes escalas, desde la problemática urbana en la macro-escala hasta el interiorismo y sus detalles en la micro-escala, con un adecuado nivel de integración y síntesis”[9], se plantea a lo largo de la formación del alumno distintas escalas de abordajes, acordes con la adquisición de capacidades cognitivas,
En los distintos niveles del año y desde la materia Proyecto como coordinadora y síntesis se abordan los siguientes paquetes temáticos:

Primer año - La calle. Objeto aislado -   Tema; vivienda unifamiliar.
Segundo año - El sector. Objeto/Objeto– Tema; vivienda agrupada.
Tercer año - El Barrio. Objeto/Sistema – Tema; Edificio en altura (vivienda colectiva/edificio administrativo) y Equipamiento barrial (escuela).
Cuarto año - Sistema complejo - Tema: Equipamiento programáticamente complejo (Terminal de ómnibus).
Quinto año – El Territorio urbano y un elemento singular de densificación. Tema: máster plan, una torre singular.

Cada materia desarrolla sus contenidos particulares en función de su programa específico, tres semanas antes de la finalización del semestre se produce el denominado practicum, donde se produce la efectiva integración horizontal de las asignaturas, en el proyecto arquitectónico que los alumnos se encuentren desarrollando en la materia Proyecto.  Una dupla inseparable de esta modalidad resulta la de las materias Proyecto+Tecnología, y otras materias que se deseen incorporar desde la aplicación de sus contenidos específicos en un caso práctico, el proyecto de los alumnos, o desde aportes teóricos (en el caso de las materias de mayor carga teórica).
Durante esas semanas la modalidad de cursado habitual es remplazada por jornadas completas de producción en taller, donde se genera un clima colectivo de aprendizaje cooperativo, donde se recibe el aporte de todos los docentes de todas las asignaturas involucradas.
Posterior a estas semanas se produce el cierre de dicha modalidad con la entrega  donde se acordaron de antemano los contenidos, avances y desarrollo de un proyecto gestado a inicios del semestre, acorde al nivel establecido y previsto por los profesores, y mediante la evaluación conjunta de esta comunión de docentes se realiza la devolución y cierre de semestre con su correspondiente valoración académica.
Esta estrategia de enseñanza de la arquitectura, es aplicada en el primer y segundo semestre de cada año lectivo, con pertinentes resultados académicos.




[1] Merro Daniel, Schmukler Diego, Proyecto Académico en UBP 10 años.
[2] Plan de Arquitectura UBP 2011.
[3] Schön Donald. La formación de profesionales reflexivos. Paidós, Barcelona. 1992.
[4] Sarquis Jorge. Experiencias pedagógicas creativas. 1ª ed. Diseño 2014. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 2014. P 12.
[5] Schön Donald. La formación de profesionales reflexivos. Paidós, Barcelona. 1992. p.44.

[6] Sarquis Jorge. Experiencias pedagógicas creativas. 1ª ed. Diseño 2014. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 2014. P 220.
[7] UBP, 10 años.
[8] Plan de estudios Arquitectura 2011
[9] ibidem